Se amontonan los libros
En las mesitas de noche, en los espacios donde dibujamos, en las mesas donde comemos, se nos amontonan los libros. Un ejemplo claro son las sillas y sofás que, sin nosotros saberlo, se convierten en tronos de nuestros libros preferidos pendientes de leer , o cachos de pasta dura que no encontramos el momento de abrir.
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