Sus bibliotecas
Las bibliotecas privadas
de Chinguetti, nada tienen que ver con las nuestras: diáfanas y ordenadas. Las calles, que conducen a sus bibliotecas són
laberínticas, las puertas parecen abrir la cueva de Alibaba… Luego aparecen
largos pasillos y extraños habitáculos oscuros
que conducen a un gran patio interior.
En el, la arena del desierto es el suelo y en uno de sus extremos hay una puerta corroida por el sol, el viento y los insectos. Esta endeble puerta abre el acceso a miles de manuscritos que dejan claro que por alli pasó algo que ahora es difícil de imaginar.
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